Muju Wasi

La casa de las semillas

Desde el comienzo de nuestro andar en el camino de la afirmación de sabidurías, hemos acomodado todas las actividades en torno al ciclo andino agro céntrico. Por lo tanto la chacra siempre ha ocupado un espacio principal en el cual todo se integra gira y se recrea en torno a ella.
El ritual de siembra y de cosecha son verdaderas fiestas, surgen juegos hay mucha alegría porque estas expresiones de felicidad son fundamentales para la atracción de abundancia, para mantener sanas y vivas las relaciones interpersonales.
Las semillas son sus hijas de la Pachamama, por eso se las recibe con tanto cariño y alegría.

En Uywana Wasi hemos estado criando a las semillas paralelamente con nuestros hijos-as, han ido creciendo y ahora contamos con una variedad cada vez mayor las cuales circulan caminan entre otras personas-comunidades que las seguirán criando, diversificando. Cada visita a una comunidad o Ayllu llegamos abiertos para aprender de sus saberes e intercambiamos semillas. Nos han enseñado que la diversidad de semillas que los campesinos crían se debe a su propia experiencia y modo de ser y no de estímulos externos como el mercado. Por el contrario las practicas propuestas de afuera desde programas y profesionales hacia la inserción al mercado basada en la expansión y crecimiento, le ha demostrado que solo conduce a prácticas monoculturales y denigración contrarias a la conservación de la variabilidad y diversidad.
Los derechos sobre las semillas hacen parte de una visión que considera a la naturaleza como propiedad del hombre la cual obtienen valor a través del modo industrial de producción.

“Las semillas son como nosotros las personas, se cansan, se aburren, se van, se desaparecen cuando quieren, son andariegas. A veces se apegan a la alforja de cualquiera y se van. También quieren suelo nuevo o bueno, abrigado y sino no se acostumbran”.

Compartimos la visión de los comunarios que dan a entender que no es suficiente que una chacra este feliz sino que es preciso que todos los pisos ecológicos estén en conversación ayudándose a armonizar. Por esta razón creemos pertinente estar en actitud de crianza ayudando a emerger en otras esta necesidad de reconexión para que se esparza y nuestras relaciones de interdependencia se amplíen armonizándonos.

“Sin el monte la chacra sufre como asi también el altiplano sufre sin la selva”.
En el Muju wasi que es la casa de las semillas de Uywana Wasi viven semillas de variedades del maíz, quinua, porotos, tarwi, como asi también otras semillas oriundas como la kilkiña, ullupika, locoto, ayrampu, achojcha, achiote, chirimoya, pacay, etc…
Al mismo tiempo estamos recuperando arboles nativos y hierbas medicinales y aromáticas. Contamos con un terreno en Ayopaya donde llengan parte de esta diversidad y de donde provienen otras.

Uywana Wasi realiza un trabajo aparentemente sutil por priorizar la transformacion personal y recuperación de la memoria ancestral, necesariamente escencial para lograr una incidencia real y potente cambio a largo plazo.
Los bancos de semillas están en manos de fundaciones o grandes ONGs. Las semillas abren canales de saberes y aprendizajes. Expandir el acceso a las semillas entre las redes urbanas-rurales es urgente, bajo nuestra lógica del Allin Kawsay, vivir bien o “Andianizando nuestras ciudades” Nuestro proyecto es uno de los pocos, que se basa en los principios de la cosmovisión Andina, paralelamente una propuesta de verdadera descolonización re-creando nuestra cultura agrocentrica. Intentando ser una alternativa inspiradora para las nuevas generaciones frente al modelo globalizador dominante.

Cosecha de amaranto

Cosecha de haba

Cosecha de maíz

Cosecha de poroto Pallay

Cosecha de papa

Cosecha de linaza

Cosecha de maíz

Lacayotes

Criando Bosques de Alimentos

En Uywana Wasi les compartimos nuestras nuevas experiencias, vivencias y aprendizajes. En septiembre del 2020 Don Eulogio, campesino de la comunidad de Incahuara nos transfirió su querido bosque de difícil acceso al que se llega a través de senderos el cual ha sido preservado por él por más de 40 años. Por razones de salud y su situación personal se vio obligado a venderlo, en medio de la crisis sanitaria mundial, se nos dio la oportunidad de adquirir el terreno en el bosque de altura al norte de Yungas, La Paz. Por la situación tan restrictiva social en la que nos encontrábamos en Cochabamba, era el momento de adoptar esa tierrita, sintiéndonos listas a tomar la responsabilidad que esto implica; en torno al cuidado y crianza de ese espacio ancestral inter-Andino. Conversando y pasando tiempo juntos con él llegamos a un acuerdo de mutuo beneficio: la parcela de hojas de coca del terreno seguirá siendo supervisada por él (bajo su sabiduría), mientras nosotras la revitalizamos, conviniendo en otras actividades para que él pueda continuar manteniendo relación con este entorno tan suyo, como sembrar maíz para elaborar chicha.

Hacía años que veníamos realizando agricultura tradicional en Cochabamba, en las parcelitas propias, de vecinos y compañero-as. Pero queríamos, necesitábamos dar un paso mas integral con respecto a la agricultura. Soñábamos con crear o regenerar bosques de alimentos y biodiversidad, de criar una agricultura amable y multidiversa, para generar un referente, ayudar a regenerar, para criar el agua, para las futuras generaciones.

Valentina había conocido a Masanobu Fukuoka en un taller en la India, el cual le inspiro muchísimo y desde ese encuentro no se le quitaría de su cabeza la necesidad de regresar a un tipo de agricultura mucho mas natural que el que conocemos, una como la que el propone. Hemos comenzado una pequeña parcela para experimentación e iremos expandiéndola. Al mismo tiempo conocimos a los compañeros de Ecotop de Alto Beni. Les fuimos a visitar y surgió una bella amistad. Gracias a su guía nos comprometimos a iniciar el proceso hacia la agroforestación diversificada. Hemos comenzado el pasado diciembre a regenerar el cocal y sembrar un cafetal con más 100 árboles, nativos, frutales, maderables, leguminosas para aportar el nitrógeno y otras plantas para biomasa. En solo 7 meses la tierrita ha mejorado, se puede ver un cambio, el color vivo de las plantas, los insectos, mariposas, y la misma tierra dan muestra de ello. Tenemos un largo camino por recorrer, mucho que aprender y mucho que criar!

Por esta y otras razones más, nos hemos trasladado, las principales integrantes de Uywana Wasi a La Paz. Con nuestras wawitas y nuestras semillas.

Aun así, Uywana Wasi continúa representada en Cochabamba por nuestras familias y por las comunidades con las que tenemos estrechos lazos.

Aquí, estaremos nosotras, y a través de nuestro programa “Wallunk’as” continuaremos, en cuanto nos lo permitan, visitando como normalmente lo hacemos, a las comunidades que piden ser afirmadas, entre medio de las actividades agrícolas, rituales y ahora de crianza agroforestal!.

Incahuara es una comunidad de alrededor 50 familias, mayoritariamente familias Aymaras, otras de raíz Quechuas, muchas de ellas de comunidades altiplánicas, que desde tiempos inmemorables han aprendido a criar diversos pisos zonas ecológicas. “Tienen su hogar aquí y también allá”, son del monte, del valle y de la altura, dialogan con los variados pisos cultivando según sus requerimientos.
Y así también nosotras, “Las Cochalitas Wallunk’eras”! andariegas, sembrando vínculos, semilla y agua, ahora en Incahuara. Aportando con lo que somos con lo que traemos y con nuestra incansable curiosidad de aprender, documentar la infinita sabiduría, para ayudar a regenerarnos comunitariamente.

Nuestro sueño común, hacer caminar a las semillas; unirnos desde el valle con el altiplano y su selva. Algunas de nosotras deberán estar allá cuando otras estemos acá, creando con nuestras manos embarradas de la cosecha, obras que inspiren, transformen y perduren sobre el tiempo.
Por todo esto les agradecemos por su apoyo y por acompañarnos en nuestra insistencia por vivificarnos culturalmente.

Comunidad Uywana Wasi.